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FLACO ETERNO



Por: Wilfrido Franco García
Twitter:  Wilfrancogarca2
“Una curva prodigiosa, mandó a dormir la pelota en las redes de la consagración. Era Sergio Antonio Cierra cobrando tiros libres” 

En su última temporada pereirana, en el gran y soberbio equipo de Octavio Piedrahita y Gilberto Osorio en 1982, anotó 16 goles. Fue ese, el equipo, que los árbitros y los apostadores no dejaron llegar al menos a la Copa Libertadores, cuando era el mejor de la temporada, sin duda alguna.

Cierra con C. Así se escribe su apellido. Así curvado, como cuando llegaba a cobrar los tiros libres y el coro de los hinchas en sol y sombra como era antes en el “Hernán Ramírez Villegas” de Pereira, como una iglesia repleta, se anticipaba a cantar el gol que era ineludible para el pobre arquero rival. Delménico, Pedro Zape, Bibalda, Landaburo, Roganti, Navarro, Falcioni, grandes arqueros; todos lo sufrieron. “El Flaco” Cierra, Sergio Antonio, nacido el 14 de junio de 1952 en Argentina, nacionalizado colombiano el jueves 13 de septiembre de 1979 y pereirano por siempre, nos enseñó a muchos la alegría del fútbol.

Volvió a Pereira, volvió al estadio, luego de 35 años de ausencia. Sus ojos saltones y añejos, miraron aterrados el nuevo escenario risaraldense, señalado como uno de los cinco mejores estadios del mundo donde se juegan torneos de ascenso, en la actualidad. Vio la portería sur, la favorita para clavar dagas en corazones rivales, desde los tiros libres y hasta quiso jugar en el clásico cafetero que ganó el Deportivo Pereira 2-1 como un homenaje al retorn de la leyenda. Clamoroso aplauso al “Flaco” eterno.



Su Historia como jugador

Se inició en Platense en 1971 y militó en el River Plate de la banda roja en 1973. A Colombia llegó para el Junior en 1975 donde hizo 10 goles en 52 partidos. Fue con el Once Caldas, el rival blanco donde actuó en 1976 y se despidió en 1983; con los albos anotó 16 goles. En 1977 estuvo con el Santa Fe y marcó 18 goles en 54 juegos. Con Millonarios, donde pasó fugazmente, hizo un gol y con el Magdalena 14 tantos.

El "Flaco" en River Plate
 En 1979 arribó al Deportivo Pereira, la luna de miel indeleble y eterna. Don Joe Arenas fue el directivo matecaña que lo atrapó en la red rojiamarilla. Anotó 68 goles con la casaca del Deportivo Pereira, dos de ellos en la Copa Colombia de aquel entonces, en 156 partidos disputados con los matecañas. Cinco en 1979, cuando llegó. En 1980 fue el primer volante en conseguir el Botín de Oro como máximo artillero del futbol colombiano, con 26 goles (18 de tiro libre) por encima de Eduardo Emilio Vilarete de Nacional y del temible ariete brasileño Mario de Queiroz. En 1981, Cierra anotó 19 goles, tercero en la tabla de goleo tras Víctor Hugo Del Río y Oswaldo Marcial Palavecino.

En su última temporada pereirana, en el gran y soberbio equipo de Octavio Piedrahita y Gilberto Osorio en 1982, anotó 16 goles. Fue ese, el equipo, que los árbitros y los apostadores no dejaron llegar al menos a la Copa Libertadores, cuando era el mejor de la temporada, sin duda alguna. En Colombia hizo 123 goles en 393 juegos disputados. Una friolera de tantos para un volante en la época donde a Colombia solamente los mejores jugadores del continente, sobre todo, grandes delanteros.

Cierra estuvo en la noche del 19 de febrero de 1980 cuando el Deportivo Pereira venció al Argentinos Juniors de Diego Armando Maradona que marcó un gol antológico aquella noche, en el arco del golero Roberto Vasco, que muchos dicen fue mejor que el aquel del “Pelusa” en México 86 ante los ingleses. Cierra dio el concierto al lado del paraguayo Oswaldo “El Edificio” Pangrazio, “Mincho” Cardona y el recordado capitán matecaña y de la selección paraguaya: Alcides Sossa, para vencer a los ‘Bichos Colorados’.

Fue Cierra quien me enseñó a querer el fútbol, deporte de inciertos y repleto de injusticias. “El Flaco” me ayudó a meterme en la dura condena de ser hincha del Deportivo Pereira. 

Goles recordados

En Bucaramanga anotó tres goles a los Leopardos en una victoria recordada como visitante por 4-1. Le hizo goles al Quindío y al Once Caldas en los clásicos cafeteros; todavía los festejo. Le anotó a todos: América, Cali, Nacional y Millonarios, cuando los narcos dominaban el fútbol colombiano. fue él quien le enseñó a leer a un muchacho con algún problema cerebral, porque lo admiraba y sabía quién era “El Flaco”. Yo alfabetizaba, era obligatorio para uno graduarse del bachillerato, y James Oviedo aprendió a leer pues quería saber cómo se llamaba, cuántos goles había marcado y de dónde era “El Flaco”. Una anécdota que pinta la grandeza del tipo, del enorme futbolista que fue.Algún día lo sabrá.
Deportivo Pereira 1982

La leyenda del “Hernán Ramírez Villegas” sigue rondando. “Fuerza Anita María” (es la esposa del Sergio) decía Céspedes en los añejos micrófonos de Caracol Pereira. “La Vela encendida”, el coro premonitorio de “Gol del Flaco, Gol del Flaco”, la voz de Dagoberto Puello o el Rey Mosquera prestas para no perderse el tanto en la narración.

La curva infame tupida de centellas y sortilegios, para que el gol del Deportivo Pereira se configurara una y otra vez. El mismo Sergio Antonio dijo en su visita reciente: “Marqué más de cien goles de tiro libre”. De penal, pues mucho más fácil. Infalible. Los muros caían, las barreras se desplomaban, las murallas temblaban y era un simple tipo desbaratado, enjuto, con las medias caídas y caminar cansino, el que estaba al frente. No tenía figura de nada y para nada. Pero al pegarle a la pelota dura y gruesa de cuero y pitón de caucho, aparecía un monstruo de mil cabezas que engullía rivales.

Los muchachos de hoy que no lo vieron, se perdieron la artesanía de la pegada con pelota quieta, el arte de las paredes en ‘el tuya y mía’ larga o corta, la calidad de una curva desde un córner, la sutileza para manejar la pelota y dormirla como un bebé que tiene mucho sueño. La categoría de los elegidos. De los mejores. De los dioses.

De las leyendas. Se perdieron la inconmensurable belleza del fútbol como arte y del arte como deporte. Sergio Antonio Cierra, volvió a su casa 35 años después con su hija pereirana, María Carolina. Recordaron ambos sus años viviendo en el barrio ‘Mallorca’ de la capital del eje, junto a su esposa y madre Anita María y sus otras dos hijas y hermanas, María Fernanda y María Belén. Recibió homenajes sinceros y merecidos. Agradeció. Mostró la bondad de las personas que están por encima del resto.

Deportivo Pereira está obligado a condecorarlo con el título del ascenso por haber vuelto a su casa, junto a María Carolina. Alguien lo llamaba “Condorito”. “Flaco” eterno. Sigue enjuto y desgarbado; pero para mí, Sergio Antonio Cierra, fue el premio “Gordo” que me dio la lotería de la vida. Me ayudaste a querer el fútbol. Tanto te debo “Flaco” que nunca podré pagártelo. ¡Gracias totales!

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